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Esto es un poco de lo que está sucediendo en Birmania… un genocidio étnico contra una minoría musulmana en Myanmar.
Ni Reuters, ni el New York Times, ni el Washington Post, Fox News, ni tampoco sus compañeros y compinches en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Australia y Canadá, han pronunciado tan sólo una sola palabra acerca de los dolorosos días que los musulmanes de Myanmar están padeciendo.
Los Rohingyas son un pueblo musulmán que viven en la región de Arakan. Desde 2012, unos 800.000 rohingyas viven en Myanmar. Las Naciones Unidas dicen que son una de las minorías más perseguidas del mundo. Como resultado de la discriminación sistemática que han sufrido en los últimos años, muchos de ellos han emigrado a Bangladesh y Malasia, y en la actualidad 300.000 Rohingya musulmanes viven en Bangladesh y 24.000 en Malasia.
La persecución de los musulmanes Rohingya se remonta a principios de la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas japonesas invadieron Birmania, que estaba entonces bajo el dominio colonial británico. Se dice que el 28 de marzo de 1942, alrededor de 5.000 musulmanes fueron masacrados en los municipios de Minbya y Mrohaung por los nacionalistas de Rakhine. Según Amnistía Internacional, los musulmanes Rohingya han sufrido violaciones de sus derechos humanos durante mucho tiempo y, como resultado, decenas de ellos emigraron a la vecina Bangladesh, para procurarase unas mejores condiciones de vida.
Un ejemplo de la discriminación contra los musulmanes Rohingya es que se les niega el derecho a la ciudadanía por el gobierno. Muchos de ellos han huido a Bangladesh, y hasta 111.000 de ellos viven en la zona fronteriza entre Tailandia y Myanmar.
Según el sitio web de la Organización Nacional de los Rohingya Arakan (ARNO http://www.rohingya.org ), los musulmanes Rohingya requieren permiso del gobierno para casarse, se les prohíbe tener más de dos hijos por familia y son sometidos a la esclavitud moderna a través del trabajo forzado. Debido a que el gobierno nacional les niega el derecho a la ciudadanía en su patria, muchos Rohingyas tienen sus tierras confiscadas y tienen restringidos los viajes.
Se estima que en los últimos años han sido asesinados 20.000 rohingyas. Pero la situación empeoró cuando el pasado 28 de mayo se halló el cadáver de una mujer budista violada y asesinada por tres musulmanes. Antes de la detención de los culpables, el 3 de junio una muchedumbre budista asaltó un autobús y asesinó a diez musulmanes. Desde entonces, milicias de ambas religiones se han enfrentado, incendiando y saqueando diversas localidades de Rajine, y sólo la declaración del estado de excepción, el 10 de junio, disminuyó la violencia.
ONG británicas indican que entre el 10 y el 28 de junio 650 musulmanes fueron asesinados, 1.200 personas están desaparecidas y más de 90.000 han huido debido a la inseguridad.
El gobierno de Myanmar (Birmania) y su ejército organizan y entrenan las milicias paramilitares budistas contra la población musulmana, donde este Genocidio se realiza con lista en mano identificando a los musulmanes residentes en los distintos pueblos y aldeas para eliminarlos, masacrarlos, quemar sus casas, y expulsarlos de sus regiones, donde se estima que han sido asesinados en los ultimos años 20.000 hombres, mujeres y niños, siendo asesinadas familias enteras.
El gobierno no reconoce a los musulmanes como una minoría religiosa pese a que han vivido durante generaciones en este país y que según el mismo gobierno representan un 4% de la población total.
El Comité de Derechos Humanos Islámicos solicita en forma oficial la intervención de la comunidad internacional de las Naciones Unidas, la Liga Árabe y la Conferencia Islámica, condenando el Genocidio Étnico, el odio religioso y los permanentes crímenes de Lesa Humanidad contra los más de 800.000 musulmanes que viven en condiciones desesperadas, verdaderos campos de concentración rodeados de milicias extremas.
HRW, en un reporte recién publicado sobre la violencia sectaria en Birmania, indica también que las fuerzas de seguridad del país cometieron asesinatos, violaciones y arrestos masivos contra los rohingya y fallaron en protegerlos a ellos y a los budistas, para poner fin a la violencia sectaria. “El Gobierno afirma que se ha comprometido a poner fin a los conflictos étnicos, pero tras los recientes hechos en el estado de Arakan se demuestra que la persecución y la discriminación patrocinadas por el Estado persisten”, afirma Brad Adams, director para Asia de HRW.
“En total 43 casas y una mezquita fueron incendiadas ayer por la noche (…) En su mayoría pertenecían a los musulmanes (…) Este tipo de casos no había ocurrido aquí”, ha anunciado este domingo un responsable local.
El incendio ha tenido lugar en la región suroriental de Meiktila, es decir, en el barrio de los musulmanes. No se han registrado víctimas.
Fuentes oficiales han informado de la detención de un número de personas que supuestamente estarían involucradas en lo acontecido.
Hasta el momento, los choques registrados desde el miércoles entre las dos partes se han saldado con 32 personas muertas y, según el ministerio de Información, se han extendido a otros municipios y regiones del país.
En 2012, los enfrentamientos entre los budistas extremistas y los musulmanes causaron la muerte de más de 180 personas y el desplazamiento de unas 110 mil en el oeste del país.
La violencia contra la minoría musulmana en Myanmar ha estallado durante los últimos dos años en algunas zonas, en particular en el estado de Rajine.
El Gobierno central birmano no reconoce la calidad de ciudadano a unos 800 mil musulmanes de la comunidad rohingya que vive en Rajine, lo que ha obligado a miles de personas pertenecientes a esta etnia a huir de su país, muchos de ellos a Malasia.
Los musulmanes Rohingyas de Myanmar viven en condiciones sumamente deplorables. El gobierno dictatorial de Myanmar ha desatendido intencionadamente sus suplicas y la comunidad internacional hace la vista gorda a su sufrimiento. ¿Está en el cumplimiento de nuestros valores humanos el permanecer indiferente y apático ante esta incalificable tragedia?.
Los medios de comunicación occidentales están dirigidos por una serie de islamófobos relacionados con el lobby israelí. ¿No es nuestro deber el levantarse y protestar por su indiferencia ante el sufrimiento de los musulmanes de Myanmar?
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