El jueves 4 de abril comenzó la tramitación en el Senado francés del proyecto de ley de matrimonio igualitario, que ya fue aprobado en primera lectura por la Asamblea Nacional el pasado 12 de febrero. La izquierda tiene una escueta mayoría en la cámara alta, po lo que los votos discrepantes tanto a un lado como al otro del espectro político se muestran decisivos.
Tras pasar el filtro de la comisión legislativa del Senado, la ley de matrimonio igualitario comenzó su trámite en la cámara alta con gran expectación por parte de partidarios y detractores. Estos últimos llegaron a personarse desde la madrugada a las puertas del domicilio de la senadora por la UDI (Unión de Demócratas e Independientes, de ideología centroderechista) Chantal Jouanno, que había expresado su intención de apoyar el proyecto de ley, con el propósito de presionarla para que cambie el sentido de su voto.
Y es que la exigua diferencia de seis votos entre los representantes de las distintas tendencias políticas hace que cada uno de ellos sea especialmente valioso. Por parte de la izquierda, mayoritariamente a favor de la igualdad matrimonial, se espera el voto contrario de algunos representantes de los territorios de ultramar y de algunos senadores pertenecientes al Frente de Izquierdas. Sin embargo, hay posibilidades de que ese voto contrario se convierta en abstención, lo cual sería más favorable para el resultado final. Por otra parte, se sabe de la intención de voto favorable por parte de cinco senadores de la derechista UMP (Unión por un Movimiento Popular, el principal partido de la oposición) y de la ya mencionada Chantal Jouanno por parte de la UDI. A ellos se sumarían al menos cinco abstenciones entre senadores de partidos de centroderecha. Sin embargo, desde los opositores al proyecto de ley, encabezados por la cómica Frigide Barjot, se está difundiendo que la diferencia será de tan solo dos votos, por lo que alientan a sus fieles para que prosigan con sus actos de presión y traten de cambiar el sentido de la votación de los senadores discrepantes.
No obstante, en las primeras jornadas de sesiones la mayoría favorable ha mostrado su fuerza, votando en contra de propuestas como la de someter el proyecto de ley a referéndum (rechazada por una mayoría de 176 a 164), o devolver el texto a la comisión legislativa (también rechazada por 179 votos a 161).
Según la ministra de la Familia, Dominique Bertinotti, el debate de la ley de matrimonio igualitario en el Senado se prolongará hasta el 12 o 13 de abril, en que será sometido a aprobación por la cámara alta, para retornar a la Asamblea Nacional entre el 20 y el 30 de mayo. Según su pronóstico,“incluso con la hipótesis de un recurso ante el Consejo Constitucional, podemos estimar que [el proyecto de ley] será aprobado a finales de junio. A partir de este verano, las parejas homosexuales podrán casarse”.
El ponente de la Ley, en los tribunales
Quien no pudo acudir el pasado 4 de abril a la sesión en que comenzaba la travesía del proyecto de ley en el Senado fue su propio ponente, el senador socialista Jean-Pierre Michel, que ese mismo día tuvo que acudir a los tribunales debido a la demanda por difamación interpuesta contra él los opositores a la ley en conjunto y por su cabecilla, la cómica Frigide Barjot, en particular. La causa de la demanda fue el escrito que les dirigió al denegarles audiencia ante a la comisión legislativa del Senado, de la que es vicepresidente, en el que les calificó como la representación de “la peor de la homofobias”. En apoyo al senador, Martin Gaillard, activista del proyecto Entourage LGBT, le ha dirigido la siguiente carta:
“Senador,
Querría mostrarle toda mi admiración y hacerle llegar mi gratitud.
Hace más de dos años que participo en una campaña independiente para la promoción de la igualdad y el matrimonio igualitario, recabando el apoyo de los heterosexuales. Yo mismo soy homosexual, y dentro de un mes me casaré legalmente en el estado de Nueva York.
Querría darle las gracias por su valentía al hacer lo que los demás no tenernos medios para hacer, llamar al pan, pan, y al homófobo, homófobo.
El debate actual es para nosotros y nuestros seres queridos heterosexuales de una violencia extrema. Recibimos regularmente llamadas de socorro de jóvenes LGBT, en los que nos plantean cómo sufren por las declaraciones de los opositores al proyecto de ley. También están en el mismo caso muchos adultos criados por padres homosexuales, que nos muestran su enfado y su incomprensión al descubrir de repente, a la edad de 30 años, que su familia no es una ‘familia real’. Y que la misma legitimidad de su existencia es puesta en duda o cuestionada por parte de algunos medios de comunicación, de algunos políticos, de algunos científicos…
Lo más difícil para nosotros es no poder calificar libremente esta homofobia. No poder dar nombre libremente a esta violencia, a esta violación. Porque hoy en día es más arriesgado tratar a alguien de homófobo que difundir declaraciones homófobas. Porque la definición jurídica de homofobia no es representativa de lo que tenemos que vivir día a día.
Pero usted lo ha hecho por nosotros. Y lo ha hecho con fuerza y convicción. Y, haciéndolo, nos ha liberado.
Con la esperanza de que su valor sea contagioso.
¡Gracias!”
Perturbadoras imágenes homófobas
También desde las asociaciones de defensa de los derechos LGBT se han interpuesto demandas. Porque es cierto que el nivel de violencia verbal, e incluso física, de algunos de los que se oponen al proyecto de ley ha llegado a unos límites lamentables. Es el caso del sindicato de estudiantes ultraderechista GUD, que en su Twitter divulgó unas imágenes con las que se incitaba a golpear a los homosexuales. El hecho ha sido ya denunciado ante la prefectura de Policía por la Inter-LGBT, cuyo portavoz, Nicolas Gougain, ha lamentado que la gente “sienta que no se esté haciendo nada” ante los distintos ataques que recibe el colectivo LGBT por parte de los opositores al proyecto de ley de matrimonio igualitario.
Estás imágenes, según él,“alientan los peores miedos y fantasmas. Son el ejemplo más crudo de lo que es el pensamiento homófobo en Francia”. Aunque Nicolas Gougain no mete en el mismo saco a los fanáticos del GUD y los seguidores de Frigide Barjot, sí cree que los mensajes de estos últimos “sí que tienen cierta responsabilidad en esta homofobia exacerbada. Nos han convertido en cabezas de turco, como si por abrir los derechos de las parejas heterosexuales a las parejas homosexuales fuera a estallar una crisis social”.
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