Gracias a la tinta utilizada en unos antiguos certificados de matrimonio, un científico estadounidense ha logrado demostrar la autenticidad del Evangelio de Judas, que lo describe como un ser menos detestable de lo que se suele pensar.
El Evangelio de Judas fue descubierto a finales de 1970. A diferencia de otros textos bíblicos, este evangelio sugiere que Jesús pidió a su amigo Judas que lo entregara a las autoridades.
El microscopista Joseph Barabe y su equipo de McCrone, un laboratorio estadounidense de microscopía y microanálisis, empezaron a estudiar el Evangelio de Judas en 2006. La autenticidad del documento había sido cuestionada porque la tinta utilizada en su escritura, a diferencia de otras tintas antiguas, no contenía azufre, pero en cambio sí contenía mucho cobre, uno de los componentes de tintas utilizadas en tiempos posteriores.
Los investigadores lograron validar el evangelio tras hallar en el Museo del Louvre unos documentos de la misma época escritos con el mismo tipo de tinta, una variedad que solo se ha encontrado en estos documentos y en el Evangelio de Judas.
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